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Extracto del capítulo XII

Quien aún no haya perdido por completo los innatos sentidos del gusto y del olfato, que la brutal pantomidemia se ha propuesto arrebatarnos, podrá percibir, en tantas calles peatonales y reuniones presenciales, el lacrimógeno aroma de un deber moral rancio, podrá degustar el hedor de la satisfacción y del orgullo por un buen desempeño sanitario. ¿Por qué los feligreses miran mal a quien no viste barbijo, pero es fácil ser por ellos bienvenido sin portar gafas de seguridad? ¿Por qué el sentido moral del bozal comenzó cuando éste se tornó obligatorio —o peor aún, cuando los medios masivos, a contrapelo de los decretos vigentes ( https://www.boletinoficial.gba.gob.ar/secciones/10278/ver ), difundieron, váyase a saber por qué extraño motivo, el simpático y divertido rumor de que ya estaba siendo obligatorio ( https://www.lanacion.com.ar/sociedad/coronavirus-argentina-axel-kicillof-decretara-uso-obligatorio-nid2354033 o https://www.infobae.com/sociedad/2020/04/14/coronavirus-en-argentina-

Extracto del capítulo IX

De modo que aun antes de la llegada de las pruebas de PCR —que, no obstante, ya han empezado a asomar— a nuestro análisis, se vislumbra un terreno más que fértil para el sobrediagnóstico, tanto de casos sospechosos como de casos confirmados. Nótese también, revisando la fuente original, que no se menciona la posibilidad de revertir un diagnóstico positivo, lo cual sería bastante lógico realizar a partir, por ejemplo, de un posterior examen serológico negativo, o de determinados intentos fallidos de cultivo celular; al tiempo que sí se declara, tal como hemos transcripto, que las pruebas de detección de antígeno, válidas para la confirmación de los casos, son sin embargo inválidas para descartar enfermedades por SARS-CoV-2. De modo que, cuando Carla Vizzotti anuncia que cualquier resfrío es coronavirus hasta que se demuestre lo contrario, omite una aclaración asaz importante: para nuestro honorable Ministerio de Salud de la Nación, no existe procedimiento alguno capaz de demostrar lo co

Extracto del capítulo VI

Según la parábola del portador asintomático —que tendremos a bien desmembrar en el capítulo IX—, siempre existe la posibilidad de que en usted anide el malvado coronavirus. Repetimos: la posibilidad. Si éste fuera el caso, existiría la posibilidad de que usted se encontrara hoy en un momento de la incubación que le confiriera la potestad de transmitir el virus y contagiar a otro. Es decir, una posibilidad dentro de otra posibilidad. Si éste fuera el caso, existiría la posibilidad de que, al caminar por la vereda, usted pasara cerca de otra persona. Cada vez que ése fuera el caso, existiría la posibilidad de que alguna gotícula egresada de su boca o nariz fuese a parar al cuerpo de esa otra persona. Si éste fuera el caso, existiría la posibilidad de que el virus, presente en las excreciones saltarinas, encontrase una vía de acceso al interior del cuerpo de la persona salpicada y la infectara. Si éste fuera el caso, existiría la posibilidad de que la persona recientemente contagiada, o a

Extracto del capítulo VIII

Tan pronto como uno de dos bandos argumentativos adquiere y ejerce la potestad de amordazar al otro, derrúmbase toda certidumbre de que quien triunfa es la verdad y no la fuerza. Por lo tanto, nos llama la atención que ciertas justificaciones que son lo suficientemente trascendentes para suspender burocracias democráticas y restringir libertades individuales elementales, resultan simultáneamente demasiado irrelevantes como para verse sometidas al cuestionamiento público o ser discutidas abiertamente sin censura ni sesgo ideológico. Por supuesto que las informaciones falsas podrían obtener por efecto nuestro arribo a conclusiones equivocadas y, por consiguiente, una peligrosa toma de decisiones incorrectas. Pero sería muy gracioso que nuestros gobernantes, asignados como tales gracias a una teórica madurez intelectual colectiva del pueblo, denunciaran explícitamente una incapacidad popular de autónomo discernimiento entre lo razonable y lo absurdo, luego entre lo verdadero y lo falso, e

Extracto del capítulo X

¡Toque sanitario, qué tierno! ¿Qué vendrá luego, arrestos sanitarios? Por otro lado, ¿realmente diciendo “circulen” alcanza? Y, si con decirlo ya es suficiente, ¿por qué deberían ser oficiales y suboficiales —es decir, portadores de armas de fuego— quienes lo digan? ¿O será que el imperativo vendrá acompañado de alguna amenaza? De ser así, identificar correctamente qué “toques” son “sanitarios” y cuáles son “de queda” será tarea exclusiva de los más versados peritos. Aníbal Domínguez: Pantomidemia - Imposición de una Nueva SubNormalidad mediante la Moralidad de la Obediencia . Marzo 2021, página 182.

Extracto del capítulo V

No vamos a utilizar aquí la frase “fundación-testaferro” —¡caramba, ya la estamos usando!—, porque posiblemente no tenga nada que ver con el fenómeno que estamos describiendo, pero digamos que, si sumáramos, por mera curiosidad, las contribuciones que la OMS recibe de parte de la Bill & Melinda Gates Foundation y de parte de la GAVI Alliance , obtendríamos como resultados un valor muy cercano al del primer puesto del período 2018-2019, y otro muy despegado del segundo puesto del bienio vigente. Y estos primeros puestos no vienen escoltados por los aportes estatales argentinos, bolivianos ni chilenos, sino alemanes, estadounidenses y británicos. Dicho lo cual, pasamos a preguntarnos: ¿tenemos algún motivo a priori para confiar en la OMS? ¿Podemos presuponer que su principal objetivo es la salud —definida por ella como el estado de completo bienestar físico, mental ¡y social!— del mundo en general, o de Latinoamérica en particular? Si Bill Gates y los gobiernos de Estados Unidos e

Difusión

Imagen
Que no se malinterprete: la presente imagen de ningún modo supone invitación alguna a instalar pegatinas en la vía pública sobre carteles estatales ni afiches publicitarios, como pudieran ser las propagandas sanitarias gubernamentales.

Extracto del capítulo II

Cabe sospechar que una política sanitaria contraria a los intereses económicos e ideológicos de los medios de comunicación masiva, como podría haber sido cerrar todos sus estudios de producción y transmisión, u obligar a los conductores televisivos a portar tapabocas, hubiera obtenido por reacción una efervescente campaña de oposición al Gobierno en general, y a las medidas sanitarias en particular, lo cual habría puesto en peligro el acatamiento social a éstas. Un habitual pero garrafal error es tomar esta sensata suposición como un argumento en favor de la honestidad política, cuando justamente delata todo lo contrario. Por empezar, ¿aceptaríamos atribuir el disconformismo social a una campaña mediática opositora? En caso afirmativo, tengamos entonces la honradez de considerar factible también la manipulación contraria, es decir, que, gracias a que los grandes medios militan mayoritariamente en favor del confinamiento y del uso de barbijo, los niveles de aprobación popular ante tales

Extracto del capítulo IV

Así, so coartadas de filantropía asintomática, nuestros gobernantes avanzaron lentamente en la irreversible imposición del doublethink orwelliano mediante el cual se acepta, popularmente, que cualquier decreto es válido, pues sólo regula una “excepción”, pero, a la vez, este “estado de excepción” es tan beneficioso, que debe perdurar para siempre. Aníbal Domínguez: Pantomidemia - Imposición de una Nueva SubNormalidad mediante la Moralidad de la Obediencia . Marzo 2021, página 68.

Revisión de abril

Poco más que un mes después de la primera edición y la publicación del libro, ofrecemos una versión revisada que omite numerosos errores de transcripción, traducción, tipeo, sintaxis y ortografía que venían lastimando los inocentes ojos de nuestros queridos lectores. Lejos de actualizar las informaciones, reflexiones y citas documentales de nuestro argumentario, esta nueva publicación se propone únicamente mejorar y facilitar la lectura de los mismos contenidos, de modo que todas las referencias temporales relativas allí incluidas agradecerán ser calculadas a partir de nuestro narrador original del 11 de marzo de 2021. A fin de no insinuar lo contrario, no la mencionaremos como una nueva edición, sino como la misma edición de marzo, revisada en abril. No obstante, hemos aprovechado la ocasión para precisar mejor las marcas de tiempo de los videos citados, y para incluir en la página 98 un enlace antes torpemente olvidado, correspondiente a una cita ya entonces incluida. Esperamos no ha

Extracto del capítulo I

Hablemos claro: aquí no son criterios epidemiológicos los que rigen. O bien, dígasenos qué criterio epidemiológico justifica que Alberto Fernández y su vomitiva presidencial puedan viajar entre provincias sin realizar la cuarentena de 14 días que a los demás se nos exige. Y siendo tales las ventajas públicamente conocidas que el Presidente se autoadjudica, ¿vamos a presuponer que, cuando ninguna cámara lo filma ni le saca fotos, entonces sí cumple todos los absurdos protocolos que él mismo impulsa? Otra adivinanza: ¿dónde cree el lector que nuestro Presidente se encontraría, en caso de que estallara una verdadera guerra, una auténtica amenaza terrorista, u algún otro desastre más tangible y popularmente verificable que el supuestamente actual? Si cayeran bombas sobre Buenos Aires todas las semanas, ¿sería el Presidente tan valiente de continuar tranquilamente sus tareas administrativas como de costumbre? ¿O sería el primero en ser trasladado a un búnker de seguridad, y el último en vol

Extracto del capítulo XIII

En segundo lugar, ni la última fuente citada, ni los decretos presidenciales, ni las gigantografías publicitarias, ni los carteles pegados en las puertas de panaderías, supermercados y colectivos aclaran exenciones referidas a la obligatoriedad del barbijo. Sin embargo, en alguna página web del Gobierno Nacional se menciona, sin ningún resaltado tipográfico, que menores de dos años y personas con dificultades respiratorias “no deben” utilizarlos. Así como hemos mencionado que, de un instante a otro, una prohibición reemplazó a la prohibición opuesta (ingresar a un banco con o sin la cara tapada), aquí este mismo mecanismo se da según criterios etarios y de salud, siempre formulado como prohibiciones —no acostumbramos decir “no se debe” para referirnos a la ausencia de obligatoriedad, sino a la existencia de una prohibición. ¿Dónde está el margen de la libre elección? Aquí ya ni siquiera se trata de defender la libertad como una virtud en sí misma —aunque, desde luego, también como tal

Extracto del capítulo VII

El nuevo coronavirus es tan malo, que resulta preciso inyectarnos sustancias cuya composición ignoramos —tanto civiles rasos como médicos especializados— y cuyas pruebas de seguridad fueron hechas a las apuradas. Ante cualquier reacción alérgica o cuadro de intoxicación, no tendríamos manera de saber a qué cuernos nuestro cuerpo está reaccionando. Si la inyección llegara eventualmente a provocar efectos adversos, los laboratorios no se someterían a la legislación Argentina ni se harían cargo de pagar indemnizaciones, sino que éstas serían costeadas por nuestros fondos públicos. Y si, entre tan nebuloso desodorante de ambiente mediático, algunas letras chicas nos huelen a podrido, el problema hemos de ser nosotros, de modo que pasaremos a ser inmediatamente catalogados como antivacunas, teóricos de la conspiración, o algún otro vituperio arrojadizo de moda. Pues que los prestigiosos laboratorios manifiesten no confiar en sus propias vacunas es comprensible, pero que un ciudadano cualqui

Extracto del capítulo III

Del mismo modo, sorprende que, en un ciclo político dedicado a prohibir la vida con la excusa de evitar la muerte, la venta de cigarrillos y bebidas alcohólicas ¡haya permanecido intacta! Váyase a saber qué andarán diciendo de la sintomatología por coronavirus cuando se esté leyendo este libruelo, pero al comienzo del toque de queda de Argentina se insistía en una grave implicancia pulmonar. ¿Y cuándo el Presidente, que todos los meses nos enseñaba conductas de higiene, desaconsejó el tabaco? ¡Ni por asomo! Será que a nuestros políticos les preocupa la salud de los argentinos, ¡pero tampoco la pavada! Otro enorme consenso médico hasta marzo del 2020 era una interminable lista de beneficios de la actividad física al aire libre, entre ellos una mejora general del sistema inmune. Toda vez que, en un consultorio, el médico pronunciaba la frase “vida sendentaria”, pronto se verificaba su alusión a una circunstancia nociva. Respecto de lo cual, el asunto se torna divertido, pues las caminata

Ubicaciones del libro

Se enumera a continuación las ubicaciones cibernéticas actuales del libro Pantomidemia - Imposición de una Nueva SubNormalidad mediante la Moralidad de la Obediencia . Se especifica, bajo cada enlace, defectos de cada caso o demás comentarios pertinentes. http://online.anyflip.com/zlbia/yuxd Para acceder a los numerosos enlaces incluidos en el texto del libro, será necesario utilizar la herramienta “ select text ” . https://online.fliphtml5.com/xruou/aeft Para acceder a los numerosos enlaces incluidos en el texto del libro, será necesario utilizar la herramienta  “ select text ” . https://drive.google.com/file/d/1OGoUVlGZ7HJmRnNw1EBRUAbBsUSS3Z1i Es posible que las últimas páginas del libro carguen lentamente. https://www.yumpu.com/es/document/read/65543707 No ofrece ninguna facilidad para acceder a los enlaces incrustados en el texto. La única manera de acceder a ellos resulta ser la transcripción manual. Independientemente de la fecha de publicación de esta entrada, se intentará mante

Extracto del capítulo XI

Entonces, con especial énfasis preguntamos: ¿cómo un presidente puede públicamente decir que no se debe naturalizar las muertes naturales? ¿Cómo los doctores en Antropología y Filosofía que integran su honorable equipo de asesores (   https://www.pagina12.com.ar/243110-nuevos-asesores-presidenciales ) no lo detuvieron a tiempo? Para mayor inquietud, ¿cómo no se ha generado ningún revuelo mediático al respecto? ¿O será que lo hubo y nos lo hemos perdido? Lamentamos tener que escribir lo obvio, pero aquí vamos: pocas cosas son más propias de la naturaleza humana que la muerte, y pocas cosas son más ajenas a la naturaleza humana que el encierro. Para percatarse de lo cual, ni la insensibilidad ni el egoísmo ni pulsión gerontocida alguna son condiciones suficientes ni necesarias, cabe aclarar. Aníbal Domínguez: Pantomidemia - Imposición de una Nueva SubNormalidad mediante la Moralidad de la Obediencia . Marzo 2021, página 187.